El pastor David Johansson se emociona. Pero no lo quiere demostrar. Es que lo sorprende, como a muchos de los que leerán estas líneas, porque la familia de Victor, en medio de necesidades y carencias, abrió su casa para que allí, en el Barrio Hipólito Irigoyen de Sáenz Peña, funcione un merendero para las decenas de niños que, en este bendito país de la leche, la carne y las frutas, no tienen para comer esa tan necesaria merienda.



David, un joven militante de la vida solidaria y de la fe, con base en ese libro que centran su vivir, llamado Biblia, no puede ocultar su emoción. «Acá se respira amor, entrega, solidaridad, lo que nuestra Nación Argentina necesita», opina.

Hoy compartimos torta a las cenizas! Muy rica! Felicito a Víctor y a su familia que en medio de la necesidad abren su hogar para un merendero, se limitó a decir.

El rostro sonriente de Víctor y de su mujer lo dicen todo: se sienten felices. Felices porque pueden ser útiles a los demás con lo poco que tienen.

El merendero está ubicado en el Barrio Hipólito Irigoyen, en calle 35 entre 6 y 4, «cerquita del Jardín Alba UEGP231», comenta Johansson.

Las fotografías lo dicen todo. Y obliga a preguntarnos: «Quien dijo que todo está perdido?…Vengo a ofrecer mi corazón», como dice la canción de Fito Páez, como dice el rostro de Victor y de su esposa. 

Ojalá algún  corazón generoso que lea esta nota, pueda ser movido por el espiritu solidario como el de Victor, y pueda hacer algun tipo de donaciones para este merendero.


 

 

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